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Que mienta si me muero

La noche de San Juan

La noche de San Juan Supongo que ya es un poco tarde para hablar sobre la noche de San Juan, pero merece la pena.
Cuando yo era pequeño, en mi barrio cada año se hacía una enorme hoguera para la que estábamos pidiendo cajas en las tiendas durante semanas. Las madres hacían chocolate y compraban bizcochos para repartir entre todo aquél que se acercara a la hoguera, fuera o no del barrio. Los chavales enredábamos con petardos, bengalas y cosas así. Los que eran un poco más mayores se atrevían incluso a saltar las brasas. Era una de las fiestas más esperadas por grandes y chicos, y era una ocasión única para ver a todo el barrio junto en armonía y repartiendo bizcochos y chocolate a diestro y siniestro.
Con el paso de los años, poco a poco la tradición se fue olvidando y ya casi no recuerdo cuando fue la última vez que hubo hoguera, de hecho no recuerdo cuando fue la última vez que vi a los vecinos juntos en armonía.

Todo esto venía a que este año la noche de San Juan ha vuelto a ser mágica para mi. Ha venido a tocar a León Quique González. Precioso escenario en la Plaza de las Cortes, aire libre, sillas para sentarse, luces en los árboles, calma... Carlos Raya a la guitarra, como debe ser, y un set muy acústico que pondría los pelos de punta a cualquier fan de Quique.

Justo antes de tocar Palomas en la Quinta, mi canción preferida de su último disco, nos contó a todos los presentes la historia que le llevó a escribirla. Resulta que todo eso que relata ocurrió en una noche de San Juan como la del concierto, con lo cual el círculo se cerraba magicamente envolviéndonos a todos los que estábamos en la plaza y haciéndonos cómplices de algo tan especial.

Por eso han venido a mi cabeza todos esos recuerdos de hogueras en el pueblo, el olor a chocolate y pólvora de petardos, las carreras arrastrando cajas desde la frutería, las lágrimas en los ojos cuando te acercabas demasiado a la hoguera...

Palomas en la Quinta
Tu solías dibujar mansiones
sobre la colina en la autopista.
Yo quería hacer volar aviones
en la fiesta de final de curso.

Después de Starky y Hutch,
en la ferretería, de la parte de atrás,
hasta subir arriba...

Era cada día así.
Luego nos colábamos
en la piscina,
de los últimos veranos,
a robar helados
y ponernos hasta reventar.

Cada día puede ser un gran día,
pero hay días,
más grandes todavía.
Yo quería regalarte flores
que robaba por la noche en tu avenida

Después de apedrear,
palomas en la quinta,
había que saltar,
hasta subir arriba...

Era cada día así.
Luego nos colábamos
en la piscina,
de los últimos veranos,
a robar helados
y veíamos parejas follar...

Tras el concierto, nos hicimos unas fotos con Quique y nos fuimos a tomar algo, por una serie de circunstancias ocurridas esa noche, al llegar a casa estaba un poco más vivo por dentro, y eso es todo un triunfo para mí. Ahora sé que "las cosas pueden girar al menos en dos sentidos" como dijo Ray Loriga, y quizás para mi haya llegado el momento de cambiar al sentido contrario.

2 comentarios

Cordelia -

Eh!! ¿ que tal esos examenes? y el huerto?

Pandora -

Que suerte, yo siempre acabo descubriendo que fue la noche de San Juan al dia siguiente cuando lo veo en el telediario, y es que por aquí no se festeja nunca. A pesar de que me resulta una fiesta super mágica y que me gustaría disfrutar de ella alguna vez.
La canción de Quique es, como él, auténtica y genial.
Por cierto, me gustó tremendamente esa última frase con la que acabas el post. Suerte.
Besos, Lydia n_n