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Que mienta si me muero

Nochevieja 2005. La degradación en estado puro.

Nochevieja 2005. La degradación en estado puro.

Tras la habitual cena familiar, me dirigí en coche hacia mi pueblo, digo coche por decir algo, por fuera parece uno de ellos, pero no esteis tan seguros. No tiene calefacción, con lo cual el 31 de diciembre a la una de la mañana, no puedes quitarte la cazadora ni la bufanda, los guantes me los quito por seguridad. Tampoco tiene dirección asistida, con lo cual hay que hacer una fuerza tremenda para girar las ruedas, con la bufanda y la cazadora puestas, se complica hasta límites insospechados. Por último, el volante tiembla al pasar de 110 como si se fuese a desarmar sobre la marcha, así que no es complicado respetar las normas de circulación, si no lo hiciese, me jugaría la vida tontamente.

En esas estabamos cuando llegué al pueblo y empezó la debacle, primero una especie de fiesta privada en casa de una amigo, que acabó durando hasta las 8 de la mañana, después, y con el alba despuntando en el horizonte, decidimos irnos de bares (con dos ...). No hace falta decir que en nochevieja y a esas horas, la gente está terriblemente borracha, y no lo digo solo por mis amigos y yo, que el resto de parroquianos de los bares estaban más o menos igual. Aquí hay una especie de lapsus, como si no estuviera muy seguro de donde me metí durante tres horas, lo siguiente que recuerdo es un bar que han reabierto y en lo que se junta lo mejor de cada casa, a juzgar por lo que ví en nochevieja.

¿Alguna vez os habeis parado a pensar en las diferentes combinaciones de alcohol y drogas que se pueden dar?, me refiero a las mezclas, todos esos tipos de drogas distintas, combinados con todos esos tipos de bebidas alcoholicas diferentes. Agitar y servir, ya tienes el bar a las once de la mañana. Baste decir que no pude entrar al baño, siempre estaba ocupado, y no tiraron de la cadena ni una sola vez, los que no llegamos a su nivel, a mear a la calle, aunque a esas horas y con el solazo que hacía, casi se agradece.

A las doce decidí que ya estaba bien de hacer el gilipollas y me fui para casa, a las siete de la tarde ya era un hombre nuevo, Harry Potter y la piedra filosofal en la tele, y a la cama de nuevo.

La semana se desarrolló sin incidentes, alguna que otra compra navideña, algún que otro rato de estudio (pocos), y en definitiva preparandome para lo que se gestaba: el farolillo. Ya he hablado antes de esta estúpida costumbre de por aquí (rebuscad en los archivos, siete de enero de 2005, que no me funcionan los enlaces a artículos antiguos), así que me limitaré a decir que la noche se desarrolló más o menos como la nochevieja, pero rebajando las horas de tres en tres, salimos a los bares a las cinco, y me fui para casa a las nueve, grado etílico el mismo, sin rebajar ni nada, como debe de ser. El año que viene por reyes me voy a pedir un hígado, aviso ya para que Melchor vaya haciendo las gestiones, que ya se que las cosas de palacio van despacio.

¿Regalos? Pues sí, aunque no me los merezca los hubo, ya sabeis, ropa, colonia, dinerín, y libros, muchos libros. Esto se debe a que en mi casa nadie se arriesga a comprarme música ni películas, así que me toca leer, y yo encantado. Esta vez ha caido uno de Lorenzo Silva, uno de Ángela Vallvey, el de Harry Potter en ingles (Harry Potter and the half-blood prince) y La Pasión India de Javier Moro, que le tocó a mi madre, pero que va a parar al fondo común de mi casa, con lo que tarde o temprano pasará por mis manos.

Tras soportar el día de reyes la peor de las resacas aderezada con una horrible comida familiar en la que éramos (y no exagero) como veinte personas, cafetito relajado y cama.

Fin de semana de fotosíntesis en el sofá, y poco más que contar.

No me puedo quejar del inicio de 2006, ¿vosotros?

1 comentario

Nimue -

El mío estuvo bastante bien...puede que lo cuente, el tuyo tampoco pintó nada mal por lo que veo. Espero que te guste el libro, yo me lo leyé cuando salió (me pilló en Irlanda...) tiene inesperadas novedades...(no te digo nada más)
besitos