Cuentos que nunca acaban de comenzar
Érase una vez quinientas noches sin dormir.
Érase una vez ver tus ojos al cerrar los míos.
Érase una vez buscarte furtivamente en cada bar.
Érase una vez todas las canciones de amor del mundo.
Érase una vez susurrarte al oido mientras tú estás a mil kilómetros de aquí.
Érase una vez todo lo que quise decirte y no tuve el valor para hacerlo.
Érase una vez tu pelo en mi almohada y mi mano en la tuya.
Érase una vez mi corazón perdiéndose en la niebla.
Érase una vez tu nombre en la boca de otro.
Érase una vez los amigos en común dando miles de consejos.
Érase una vez tu pelo sobre su pecho y su mano entre tus piernas.
Érase una vez colorín colorado, este cuento ni siquiera llegó a empezar.
Érase una vez miles de perdices volando ajenas a nuestro final.
Érase una vez tú.
Érase una vez yo.
Érase una vez ni tu ni yo, ni nosotros.
Érase una vez un abismo entre los dos.
Érase una vez una noche, y tras ella un día, y después ningún mañana.
Érase una vez ver tus ojos al cerrar los míos.
Érase una vez buscarte furtivamente en cada bar.
Érase una vez todas las canciones de amor del mundo.
Érase una vez susurrarte al oido mientras tú estás a mil kilómetros de aquí.
Érase una vez todo lo que quise decirte y no tuve el valor para hacerlo.
Érase una vez tu pelo en mi almohada y mi mano en la tuya.
Érase una vez mi corazón perdiéndose en la niebla.
Érase una vez tu nombre en la boca de otro.
Érase una vez los amigos en común dando miles de consejos.
Érase una vez tu pelo sobre su pecho y su mano entre tus piernas.
Érase una vez colorín colorado, este cuento ni siquiera llegó a empezar.
Érase una vez miles de perdices volando ajenas a nuestro final.
Érase una vez tú.
Érase una vez yo.
Érase una vez ni tu ni yo, ni nosotros.
Érase una vez un abismo entre los dos.
Érase una vez una noche, y tras ella un día, y después ningún mañana.
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